La implantación del nuevo sistema de tacógrafo digital implica muchas novedades en cuanto a la gestión de los datos. Si bien introduce un claro beneficio en seguridad y aporta una herramienta eficaz en la lucha contra el fraude en los tiempos de conducción, también requiere un esfuerzo económico y de aprendizaje para conductores, empresas y autónomos.
Gran parte de este esfuerzo se debe a la necesidad de adquirir y utilizar los diferentes dispositivos necesarios para el uso y aprovechamiento del nuevo sistema.
Tarjeta y Tacógrafo
En primer lugar el conductor profesional debe adquirir una tarjeta inteligente que expedirá la administración correspondiente siempre y cuando se cumplan unos requisitos. Esta tarjeta integra un procesador y una memoria con la misión de comunicarse con el tacógrafo para identificar a su propietario durante el trabajo.
Pero no sólo esto es necesario para la conducción del vehículo. El profesional además de estar pendiente, como siempre se ha hecho, de los tiempos de conducción y descanso deberá adquirir el hábito de indicar a la unidad de control -como también se llama al tacógrafo digital- en qué momento comienza su descanso. Esto es debido a que, cuando el vehículo se encuentra parado, el estado pasa automáticamente a «otros trabajos» lo que no se computa como tiempo de descanso. No utilizar correctamente el selector de actividad podría acarrear sanciones innecesarias.
Otras tarjetas diferentes a la del conductor son la de empresa y la de control. Estas últimas las usan las autoridades para controles rutinarios e inspecciones.